Cuando en los cursos que llevamos adelante con personal de fuerzas de seguridad, hablamos de iniciar un emprendimiento antes del retiro, las repuestas en forma unánime SON NEGATIVAS.
A su vez cuando indagamos en los fundamentos, podemos sacar a la luz:
NO TENGO TIEMPO PARA ARMAR UN EMPRENDIMIENTO
Luego ante la sugerencia de: “Podes ahorrar y así tener una espalda para iniciar tu propio emprendimiento”
Observamos que otra frase sale a la luz.
TENGO MIEDO DE QUE ME VAYA MAL
Seguido de la frase: “¿Qué pasa si mi idea no funciona y me quedo sin ahorros…?
Y así quedamos en un círculo interminable que gira en torno a: “Quiero retirarme para iniciar mi negocio, pero no quiero hacerlo porque tengo miedo a que no funcione”.
Miedos que de algún modo nos protegen
Dar el «salto a emprender» (retirarnos para emprender) no es una decisión muy razonable, pues la idea de «anímate que todo saldrá bien» puede llevarnos a lugares alejados de nuestras habilidades o conocimientos como ser:
– ¿Cuánto dinero necesito para crear mi negocio?
– ¿Cuánto tiempo requiero para que mi negocio sea rentable?
– Y si sumamos a todo lo anterior que nosotros «no tenemos idea» de los pasos para crear un emprendimiento, deberíamos tener en cuenta que también debemos aprender a emprender como base, lo cual nos ocupará tiempo y dinero.
(Y recordemos que ya hemos dejado nuestro trabajo en la fuerza de seguridad)
Por eso es clave (y ventajoso) afrontar estos puntos mencionados antes de retirarnos, puesto que nos otorga la posibilidad de conocer en el propio campo de juego, poniéndonos cara a cara con esta realidad, lo que nos irá fortaleciendo poco a poco, generando en nosotros el aprendizaje paulatino pero seguro que nos otorga la experiencia.
También es importante adquirir la experiencia antes del retiro porque quizás nos cuestionaríamos el hecho de emprender, es decir no seguiríamos el camino solamente porque parece “glamouroso”, lo haríamos porque estamos convencidos y no porque alguien nos indique, ya que no es un camino para todo el mundo.
Asimismo puede suceder, que tengamos una idea y al llevarla adelante NO FUNCIONA de inmediato (o incluso nunca). De eso debemos estar concientes, pues si la experiencia la realizas de poco, vas a ir conociéndote a vos mismo y asumiendo desafíos bajo ciertas circunstancias de control, lo cual es mejor que tener la presión de que “este emprendimiento tiene que si o si funcionar porque de lo contrario no sabré que hacer”.
Es así como muchas personas, al tener una primera mala experiencia con el hecho de emprender les genera la reacción inmediata de “emprender no se puede” o “emprender no es para mí”, siendo que al tener cargada tanta presión sobre esa primera y única mala experiencia nuestro cerebro automáticamente se coloca en modo supervivencia y nos volvemos a esconder en nuestra zona de confort, la cual es esperar hasta que “algo” suceda y cambie nuestro destino laboral.
¿Se puede emprender antes de abandonar la fuerza?
SI. Rotundamente SI. Las personas con las cuales hemos trabajado en mentoreo directo han avanzado hacia no solo crear sino consolidar su propio emprendimiento de servicios.
Incluso paradójicamente varias de las personas con las que trabajamos nos dicen: “ahora que tengo todo el tiempo para mí, a veces resulta más complicado avanzar, ya que antes hacía mas foco en las tareas debido a que tenía tiempo limitado”. Bueno, será otro problema a resolver (como gestionar el tiempo) pero…
¿No sería fantástico llegar a esa etapa?
¿No sería conveniente tener el entrenamiento y experiencia previa a esa etapa posterior?
Los resultados dicen que sí.
Para ello te dejo algunos tips que me fueron de utilidad años atrás cuando comencé este camino de emprender (antes de retirarme).
1) Hacia donde quiero ir. ¿Cuál es el objetivo que quiero llegar al emprender?
La idea con ello es que nos sentemos a conversar con nosotros mismos. Una charla amena entre tu “yo presente” y tu “yo futuro”, para analizar en forma más precisa lo que queremos o los deseos que tenemos para el resto de nuestras vidas porque de nada servirá que nos lancemos como locos a realizar miles de cosas sino sabemos con precisión hacia dónde vamos o cuál es el destino al queremos llegar. Por eso es vital que nos cuestionemos.
Quiero tener un emprendimiento …
– Que me genere dinero sin necesidad que yo esté todo el tiempo presente
– Que requiera mi presencia pero que yo maneje con total libertad esos tiempos
– Que yo pueda manejar mis tiempos pero que sea fuera de mi casa
– Que me genere dinero suficiente para mantener mis gastos actuales
– Que me genere más dinero que el sueldo que tendría si estuviera en actividad en la fuerza
– Etc etc etc
Las respuestas a esas opciones surgen en forma mucho más natural cuando emprendemos antes de retirarnos, ya que la propia experiencia en campo nos acelera el proceso de autoconocimiento. Recuerden siempre que antes del emprendimiento (sea cual fuere el que elijamos) PRIMERO ESTA EL EMPRENDEDOR. Es decir, el mayor activo somos nosotros… NO EL EMPRENDIMIENTO.
A parte el hecho de armarnos de un objetivo nos permitirá tener claridad respecto a los ingresos que queremos conseguir.
Es decir, al querer tener un ingreso de (por ejemplo) mil dólares al mes, podré tener claridad respecto a los procesos que debo llevar adelante para el “como” alcanzaré esa cifra. A su vez podremos analizar ese “cómo” para descifrar si se encuentra alineado con mis habilidades, pasiones y propósito de vida.
Por otro lado, el hecho de alcanzar esa cifra previamente establecida me permite tener un dato cuantificable que define claramente el alcance de la meta y por ende pedir el retiro con mayor tranquilidad.
A partir de saber hacia dónde vas, podrás derribar varios mitos que existen alrededor de “ser emprendedor”, pudiendo a partir de ello bajar los niveles de ansiedad respecto a “esas miles de cosas” que supuestamente debes hacer. Sabiendo separar lo importante de lo urgente, accionando con prioridades y no llenándote de tareas superficiales e inútiles.
2) Aprender HACIENDO
Mirar lo que hacen otros emprendedores no es mala idea, pero les aseguro que una manera muy eficaz de aprender es “haciendo” lo que hacen otros emprendedores.
Recuerdo que cuando todavía me encontraba estudiando en la facultad, en una charla con un profesor y ante mi duda respecto a «que hacer (en el futuro) luego de dejar de trabajar en el servicio penitenciario», me recomendó ver qué lugares (empresas o instituciones) eran espacios laborales que me gustaban y que una vez detectados, vaya directamente a esos lugares a pedir trabajo, ofreciéndome si era necesario gratuitamente, o incluso que pague para trabajar.
Aunque parezca una locura fue lo que hice… y les puedo asegurar que, aunque en varios lugares no resultó como esperaba, el resultado categórico fue que APRENDI MUCHISIMO, ya que ese tiempo e incluso el dinero eran una inversión grandiosa de la cual me llevaba vivencias y experiencias que no solo me llenaban de conocimiento sino también de entusiasmo por generar no solo un emprendimiento de servicios sino INCLUSO VARIOS A LA VEZ.
Ojo, seamos claros con este tema a fin de que no surjan confusiones. El hecho de embarcarse en varias cosas NO significa saltar entre diferentes emprendimientos, sino que la idea es adquirir experiencias que se encuentren alineadas con mis habilidades, pasiones y propósitos de vida, es por ello lo importante que es incorporar el hábito del autoconocimiento porque es base para tener un norte y no divagar o naufragar sin rumbo. Para ello no te olvides que contas con la herramienta que te regalamos haciendo clic aquí
La experiencia de “hacer” te permitirá: conocerte a vos misma/o, saber que negocios te generan mayor entusiasmo, cambiar de contexto y exponerte a desafíos. Incluso saber que emprendimiento es adecuado para la etapa de vida que estas transitando, ya que el impacto y predisposición cambia entre una persona de 20 a una de 45 años. Teniendo ventajas diferentes en cada fase que al descubrirlas “haciendo” podrás aprovechar mejor tus circunstancias
La chispa de hacer enciende irremediablemente el camino más rápido y sólido de aprender. Hacer experiencia es la mejor forma de equivocarse rápido, sin costos altos y con un retorno en conocimientos altísimo.
Incluso muchas veces cuando las personas de mi trabajo se enteraban de algo que emprendí y NO FUNCIONÓ … quedaba el imaginario de que:
“mirá, emprendió y fracasó… así que la conclusión es que no conviene emprender”
Pero la verdad detrás de escena, era que ese proyecto chico o grande que no funcionó me iba acercando a otros proyectos que funcionaron mejor y que de a poco me iba construyendo a base de experiencias buenas o malas, pero de aprendizaje invaluable.
3) Idea sin acción. Idea que muere
Esto corresponde más a un tip nro 2 recargado😁, porque refiere a que pases de inmediato a la acción.
Ya seas que leas este post, escuches nuestro podcast o hagas nuestros cursos… lo más importante NO SERA LA IDEA EN TU CABEZA… sino ESA IDEA EN ACCION. Incluso poniendo la idea en acción podrás descubrir que puede crecer más, sumar otras características que antes no tenía o cambiar de forma tal que se vuelva un servicio que ayude a muchas personas del mundo, pero recordá que esto solo se puede dar accionando.
Aquí podes escuchar el episodio del podcast donde hablamos de esta temática👇
Si esto te interesó y queres dejarme un comentario o hacerme llegar tus consultas, no dudes en comunicarte conmigo a contacto@comopasararetiro.com
Hasta la próxima!
PD: También te puede interesar este artículo