¿Conviene emprender antes de retirarme?

El hecho de emprender antes de retirarnos se basa en una realidad que la vi muchas veces dentro de la fuerza y a su vez se acentúa cuando conversamos con personas que ya no se encuentran en actividad.

Es así que, las estadísticas marcan que el 80% de las personas no se encuentran a gusto con el trabajo que realizan y de ese porcentaje no se excluyen los integrantes de fuerzas de seguridad.

Frases como:    

“Un día de estos me retiro… después veré que hago”

(abstracto en el tiempo de retiro como en las acciones posteriores)

“Me faltan dos años para el retiro… después veré que hago”

(tengo un tiempo estipulado “reglamentario” pero no tengo precisiones posteriores)

Cuando analizamos estas frases las soluciones que se presentan (para posterior a retirarme) son tres:

  1. Vivir solamente de mi pensión / haber de retiro etc
  2. Trabajar en otro lugar en relación de dependencia
  3. Iniciar nuestro propio emprendimiento

Aunque todas las opciones son válidas, nuestra misión desde este espacio es trabajar en que iniciemos nuestro propio emprendimiento.

Nuestra intención es facilitarte herramientas que te permitan diseñar con acciones presentes el futuro que planificaste. Es por ello, que nuestro método implica que tomes conciencia y responsabilidad respecto al margen de control que tenes sobre tu vida y que camines con pasos cortos pero constantes avanzando hacia emprender el resto de tu vida.

Cuando hablamos de emprender, hablamos de un todo integral, ya que el mayor activo, la mayor riqueza que posees, sos vos mismo. El emprendimiento e incluso el dinero que ganes es el resultante de la productividad que realices enfocado hacia objetivos (misión) que vos mismo elabores.

El problema radica en que la mayoría de las personas con las que trabajamos adhieren al hecho de emprender como medio de vida posterior a la institución, pero enfocados en la frase “Primero me retiro, luego empezaré mi emprendimiento”, el cual tiene sus desventajas.

La ilusión del presente maligno

Uno de los problemas mas grandes de esta época es la idea de que para emprender hay que ser aguerrido o ser el león que se observa en un sinfín de imágenes reproducidas en las redes sociales, la cual impone que si queremos ser grandes hay que dar ese “salto al vacío” que nos alejará de la oscuridad total de nuestro presente para así llegar a nuestra felicidad absoluta del otro lado.

Nos quedamos sobrestimando los “eventos”, creyendo que son ellos los que nos cambiarán la vida y pasamos por alto subestimando los “procesos”, el día a día, esas pequeñas cosas que en forma repetida y constante son las que verdaderamente nos convierten en la persona que deseamos ser.

Suena aburrido y poco “instagramero” el hecho de no levantar la bandera de “perseguir nuestros sueños”, pero para ser honestos, durante los últimos años trabajamos con varias personas que se quedan embriagados por ese mundo ilusorio de optimismo vacío pero no accionan en el presente. Es decir, no conocen (o no valoran) la importancia y la incidencia que las pequeñas “acciones presentes” tienen sobre nuestro futuro.

Mucho coraje, pero poco conocimiento.   

Así como un 80% no se siente a gusto con su trabajo otro dato importante es que el 80% de las pymes no sobreviven más de un año de haber sido creadas y a su vez cuando se analizan los fundamentos de dicho fracaso, el contexto (aunque no lo crean) NO es el dato relevante, pues la variable que se correlaciona con la gran mayoría de ese porcentaje es la falta de preparación del emprendedor. Usualmente se trata de personas que no habían arrancado antes un negocio.

El desconocimiento nos lleva a tomar decisiones erradas en momentos inoportunos. Como por ejemplo: tomar una mala decisión financiera estando en actividad dentro de la fuerza o contando con un fondo de emergencia, tiene un efecto menos negativo que hacerlo estando en el “campo de juego” y sin respaldo económico.  

 

Los daños a futuro que produce un sueño roto

Dejar todo y lanzarse a emprender nos carga de una energía gigantesca que nos hace sentir invencibles y con dirección irremediable hacia el éxito.

Pero lo que no contamos es que toda esa ebullición de sensaciones maravillosas si no tienen una base sólida, con un objetivo claro y llevado adelante con un método eficiente tiene un grado de probabilidad alto que no solamente fracase, sino que implica una desilusión tan grande en nosotros que nos quitará confianza en toda posibilidad de emprender a futuro y nos llenará de tanto miedo que terminaremos yendo al otro extremo…

Ahora las ventajas…

A través de los años y en conversaciones con personas que trabajan en fuerzas de seguridad, hemos visto que aquellas que emprendieron antes de tomar la decisión de retirarse, tuvieron una serie de ventajas que mencionamos a continuación.

Empezamos a conocer la actividad privada

Durante años estuvimos trabajando en relación de dependencia, situación en la cual hemos aprendido y brindado mucho. Ahora en tanto nos toca iniciarnos en la actividad privada la cual tiene características que son importantes conocerlas antes.

Estamos observando un mundo que está caminando hacia la especialización. Cada día más corporativos solicitan la colaboración de compañías especializadas en una parte de su negocio en tanto, las pequeñas empresas son más ágiles y rápidas para diseñar soluciones a problemas nuevos. Conociendo este panorama (el cual nos explayaremos en siguientes artículos), la clave reside en eliminar información innecesaria que no hace a la base de un emprendimiento y encaminar todo nuestro enfoque en crear y consolidar una especialización.

¿Cuáles son los pilares de un emprendimiento de servicios?

  1. ¿A quién ayudamos? (nuestro cliente ideal)
  2. ¿Cuál es el problema específico que abordamos?
  3. ¿Qué método aplicamos para la solución?  

Estas preguntas son el puntapié inicial para construir un emprendimiento de servicios, siendo la prioridad concentrarse como nadie, en una pequeña parte de un problema y ofrecer para ello una solución diferente/única.

El emprender antes del retiro te ayudará a conocer, entender y aplicar estos disparadores, llevándote ineludiblemente no solo a crear negocios rentables sino también incorporar la filosofía de todo buen emprendimiento el cual es “ayudar a los demás”.

Empezamos a conocernos a nosotros mismos

El hecho de emprender una vez retirados nos obliga a tomar decisiones con menos margen de error y sobre todo sin mucha posibilidad de conocernos y saber de nuestras ventajas competitivas.

La idea de emprender antes de dejar la institución nos posiciona en un mejor lugar para conocernos, saber de nuestras fortalezas, reconocer miedos y trabajar en ellos.

El emprendedor siempre está antes del emprendimiento y el pasar a la acción nos pone en situación de obligarnos a la charla con uno mismo y a sincerarnos respecto a nuestros objetivos. Esta construcción interior es fundamental para que este “modo emprendedor” impacte positivamente el día que estemos retirados de la fuerza.

Nos convertimos en personas proactivas

Cuando decidimos emprender antes de retirarnos empezamos a resignificarnos. Reconocemos y damos prioridad al hecho de tener habilidades para crear un negocio/trabajo y así (como dijimos anteriormente) nos confirmamos a nosotros mismos COMO EL MAYOR ACTIVO.

También sucede que, al conseguir pequeños avances, nuestra confianza aumenta, lo cual nos fortalece para enfrentar mayores desafíos que resultan en un nuevo progreso, generándose así un círculo virtuoso.

En forma paradójica, cuando nos ocupamos por desarrollarnos en forma integral y avanzamos con ese paradigma, es ahí que el “emprender antes de retirarnos” no solo NO ES un inconveniente, sino mas bien es una “ventaja”, ya que aprendemos a valorar las oportunidades de nuestro presente y del margen de control que tenemos sobre nuestra vida, reconociendo, creando y fortaleciendo las habilidades que aumentarán nuestras probabilidades de éxito.

Avanzamos paulatinamente sin riesgos innecesarios

El hecho de emprender antes de pasar a retiro nos ubica en una posición de fortaleza. No solo cuando los resultados vienen en forma positiva sino frente a hechos que puedan salir mal. Puesto que los éxitos nos dan confianza para seguir avanzando, en tanto los errores nos empujan al ineludible aprendizaje.

Es decir, ganamos o aprendemos

Muy diferente es, hacerlo sin la red de contención de nuestro trabajo. Acá no hablamos solo del hecho económico, sino también (y sobre todo) de la parte emocional, ya que las dificultades que depara construir el puente hacia nuestro propio camino tendrán menos impacto cuando tengamos personas con quienes hablar, repreguntar y analizar los errores cometidos para así continuar el camino emprendedor sin bajar los brazos.  

El día que pedimos el retiro es un momento en paz

Parece algo insignificante, pero no lo es.

Durante años pude ver dos tipos de personas que se retiran:

1) las que se van enojados y

2) las se van echados explícitamente con el retiro obligatorio o implícitamente con la frase “dar un paso al costado”.

Cuando desde muy joven observaba esto, me preguntaba cuál era el camino que yo quería seguir y es ahí donde encontraba un tercer grupo muy pequeño de personas que la decisión la tomaban como parte de un proceso y NO COMO UN EVENTO.

Esta última y sana opción convierte al momento de realizar el pedido de disponibilidad, en un paso más de un camino iniciado mucho antes…

Como muestra el cuadro no tomamos el “dejar nuestro trabajo como el evento” que marca nuestro destino hacia la felicidad (entusiasmo desmedido), sino que la decisión es un eslabón más de una cadena de acciones realizadas a largo plazo. En paz y siendo coherentes con la vida que diseñamos.

Aprendemos a liderarnos para liderar

Aprender a liderarnos a nosotros mismos se convierte como dice Stephen Covey en la gran victoria privada que nos permitirá obtener la victoria pública.

Emprender implica predisponernos a incorporar hábitos de: productividad, gestión del tiempo, desarrollo personal, conciencia del bienestar general y una serie de comportamientos que ayudan de forma considerable en el camino de liderarnos a nosotros mismos y a su vez sientan bases para liderar el servicio que ofrezcamos.

Como dijimos anteriormente, asumir un comportamiento proactivo no solo nos ayuda a nuestro crecimiento personal, sino que repercutirá positivamente en la institución que estemos prestando servicios, puesto que aumenta la conciencia del impacto de nuestras acciones y la influencia que ejercemos en la vida diaria.

En el caso de “liderar”, es una capacidad que se desarrolla practicando, pero no tenes que esperar a ser líder desde un cargo formal en el trabajo que te encuentres, pues lo que se necesita es empatía y capacidad de comunicación con las personas, aprendiendo a escuchar para luego ser escuchado, desarrollando habilidades que te permitan “ser un cambio” en tu contexto NO PARA ASUMIR UN PROTAGONISMO QUE ALIMENTE TU EGO sino para ejercer un rol positivo en tu grupo

Por eso te invitamos a que empieces con pequeñas decisiones presentes y así obtendrás los mayores cambios futuros

Y como dice el dicho «sin prisa pero sin pausa».

Es un contexto de grandes (y rápidos) cambios a nivel mundial, es muy importante que a las habilidades únicas que poseemos enriquecidas por la experiencia de un contexto que pocos pueden contar, SUMEMOS CAPACITACION IDONEA para potenciar esas virtudes antes de dar el paso de retirarnos.

Como ya hemos dicho: nuestro objetivo no debe ser «saltar» sino construir un puente (pequeñas decisiones presentes) para así realizar la transición de forma consolidada, emprendiendo integralmente, donde todas las áreas de nuestra vida tengan la importancia acorde al tiempo valioso (y finito) que tenemos.

Aquí podes escuchar el episodio del podcast donde hablamos de esta temática 👇

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Hasta la próxima!

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